jueves, 26 de julio de 2007

el niño y el padre



Durante una semana el niño había perseguido al padre por toda la casa con su tablero de parchís debajo del brazo. Quería que el hombre se sentara con él a cumplir su promesa de jugar una partida para estrenar su tablero nuevo.
-Ahora no puedo Huguito- le había dicho el padre más de una vez-, tendremos que esperar al fin de semana…
Por eso el sábado, Hugo vio a su padre sentado en el escritorio, y corrió a su cuarto a buscar el tablero todavía sin estrenar.
-Hoy es fin de semana, ¿no, papi?- le preguntó el niño.
-Sí hijo- reconoció el padre-, pero ahora tengo que terminar un trabajo atrasado. Pídele a tu madre que juegue contigo…
-No, no- protestó el niño de seis años-. Tú me prometiste…
-Es verdad. Pero en este momento tengo cosas más urgentes que atender…
-¿Y cuando vas a terminar de atender esas cosas?
-Dentro de dos horas- dijo el padre exagerando, con la intención de desanimarlo.
-¡Buffffffff¡- dijo el niño, y dándose media vuelta salió de la habitación.
A las dos horas…
-¿Jugamos ahora, papi?
-No hijo, lo siento. Todavía no he acabado con mis cosas…
-Pero tú me dijiste dos horas… y ahora no puedes… eso es mentir!!
-No seas así Hugo, tengo trabajo pendiente y lo tengo que entregar el lunes.
El niño ya empezaba a escapar alguna que otra lágrima, cuando su padre tuvo una idea. Cogió de su escritorio una revista que mostraba en la tapa un colorido mapa del mundo con división política.
-Mira hijo, te voy a proponer un juego- le dijo el padre mientras buscaba en el escritorio un par de tijeras.
El hombre hizo varios cortes transformando la hoja en un montón de papeles irregulares.
-Esto es un rompecabezas…un puzzle como lo llamas tú. El juego consiste en montar el mapa del mundo poniendo cada país en su sitio y cuando lo termines, jugaremos al parchís.
El padre sabía que estaría el niño ocupado toda la mañana hasta llegar al almuerzo y sería después de la siesta cuando quizás se pondría a jugar con su hijo.
Otra vez resoplando, pero intuyendo que si no aceptaba no habría parchís, el pequeño cogió los papeles y se fue a su cuarto.
Pasaron unos diez minutos cuando el niño entró en la habitación con el mundo perfectamente montado. Cada país estaba en su sitio y toda la hoja pegada con cinta adhesiva.
-Ya está, papi. ¿Ahora jugamos al parchís?
El padre sonrió confuso… no daba crédito a lo que sus ojos veían.
-¿Pero como lo has hecho? Si tú nunca has visto un mapa del mundo.
-No papi… Nunca había visto un mapa de mundo como éste… Cuando lo recortaste yo ví que en el otro lado de la hoja había una foto de un hombre. Entonces, al llegar a mi cuarto, di la vuelta a los papelitos y coloqué las partes del señor, una al lado de la otra. Fue fácil. Cuando terminé de acomodar al hombre, el mundo se acomodó solo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

jo q niño mas majo y q padre mas imaginativo solo x no jugar cn su hijo

Anónimo dijo...

cuando terminò de armar al hombre, el mundo se acomodò solo.... que ironia no?!!!
ahora yo voy... a la parte de que el padre se ocupo de lo urgente antes que de lo importante.... y hoy la sociedad y la vida te lleva a vivir asi a mil... dejando hasta la flia de lado... lo que nadie se percata, es que esa negacion del amor de un padre en pequeñeces, cosas simples... estan fomrando los hombres de hoy...
NO ERA MAS FACIL, EVITAR TODAS ESAS INTERRUPCIONES CON UNA SOLA JUGADA???...el niño queria solo jugar, se conformaria con que su padre no le dijera no a su compañia...
con una sola jugada el niño deajria de interrumpir el trabajo tan urgente del padre