
Espero que lo disfrutéis con vuestra familia y amigos
Mi deseo para el año próximo es que sigamos estando todos,
¡¡¡¡que no nos falte nadie!!!!
La vida no se mide por las veces que respiras sino por los momentos que te dejan sin aliento.
“Tú quieres un hombre que te acompañe hasta la playa, tapandote los ojos con la mano solo para que puedas descubrir la sensación de la arena bajo tus pies, un hombre que te despierte al amanecer ansioso por hablar contigo, y que se muera de ganas por saber que dirás”.Pues sí queridos bloggeros, todos queremos algo como eso, todos queremos a alguien como él o como ella, que compartan una buena cerveza súper fría o una gran conversación... Todos queremos ser correspondidos, que nos amen y poder amar. Así que mi moraleja para este fin de semana es que si tenéis algo que decir, decidlo YA y haceros respetar!!!!
Que paséis un buen fin de semana... desaparezco unos días...hasta el Monday Morning!!! esta vez, no os voy a hablar de un desencuentro emocional... Simplemente, os confieso (sí, hoy me toca a mi) que cada vez que él me sonrie...
(si los puntos suspensivos hablaran)
Imagino que no seré la única que le ha pasado eso de enamorarse de alguien que no se enamora de ti ¿no? pero, lo que de verdad quiero saber es el porqué del sufrimiento al no ser correspondido. Más allá del despecho, el ego, la rabia, la humillación, la tristeza, el vacío... ¿qué sucede en el fondo? pues lo de siempre, el temor a la "soledad". Y ¿sabéis por qué creo que ese terror es la base de todo esto? Porque nos aliviaría mucho saber que, a pesar de que la relación no prospere, ese individuo insensato que ha osado rechazarnos ¡a nosotros! en realidad sí nos ama... Y aquí es cuando comienza el Greatest Hits de excusas para no asimilar un rechazo: "es muy tímid@ y no es capaz de expresar lo que siente"; "tiene un bloqueo emocional"; "no está receptiv@"; "tiene miedo al compromiso"; "es un inmadur@"; "está en un momento distinto al tuyo"; "acaba de salir de una relación tormentosa"; "tiene problemas en casa"; "está muy ocupad@ con sus cosas"; "no es el mejor momento"; "tiene demasiado trabajo"; "es que le das miedo".

El viernes pasado decidimos por unanimidad no salir de casa. A pesar de ello fuimos a la casa de un amigo mío de toda la vida el cual te deja KO en todas las situaciones (pero esto, es otro tema). Y ahí estábamos mis compañeros de piso y yo, intentando poner un toque de humor a la vida, cosa que conseguimos a la primera, pues estábamos presenciando una conversación un tanto acalorada, eran mi amigo y su novia, vamos un fiestón (la cosa no pintaba mal… ¡pintaba muy mal!), su barrio parecía tranquilo además de ser un contenedor de aburrimientos vitales y ansiedad etílica en el que los asistentes vomitan, mean, escupen y chillan, para unas horas después, volver semiinconscientes a la tranquilidad e higiene de sus hogares.
Los tapones para los oídos son, junto al pelador, el mejor invento de la humanidad, aunque en noches como esta no nos sirvieron de nada.
Escucho los gritos asustados de los testigos de una pelea. Un coche de policía llega demasiado tarde. O demasiado pronto para el próximo incidente.
Una chica se arranca por bulerías frente a nuestro balcón. Tengo sueño y la espontánea carece de talento. Quiero matarla. Canalizamos nuestra violencia encendiendo la TV, que parece programada exactamente para eso.
Mi compañera de piso se fuma un cigarro en el balcón y observa el horizonte velado por el botellón. Llueve sobre la capa impermeable del exceso. Las gotas no disuaden a las decenas de personas que se congregan para arrastrar su adolescencia por las esquinas. Dos chicas lloran abrazadas con un brick en la mano, exaltando su amistad. Preveo resacas terminales.
Un tal José llama a un tal Germán para decirle que es un soso por no unirse a la fiesta. “¿qué haces en la cama, tío? ¡Si no son ni las cuatro!”. Dan las cuatro y a nosotros nos gustaría poder dormir. El tal José nos diría que somos unos sosos. No tendría intención de contradecirle. Lo somos.
Una chica comenta a sus compañeras que lleva dos días bebiendo sin parar. Lo repite lo menos seis veces en el tramo que recorre desde la calle hasta la plaza. El gesto desencajado y la torpeza de sus frágiles movimientos, indican, tristemente, que no miente.
Son las cinco de la mañana. Unos veinte jóvenes cantan a todo pulmón cumpleaños feliz. Pero la cosa no acaba ahí, luego siguen con Es un muchacho excelente. Rezo para que no empalmen con feliz en tu día. El excelente muchacho despide la jornada con un humillante strip-tease.
Crónica social de una noche infernal esto invernal...
¡¡Que viva el despiporre!! ;)


En el concurso del Un, dos, tres me llamaba mucho la atención la figura de la pareja de sufridores que, durante todo el programa, permanecía encerrada en un cubículo y participaba de forma pasiva, junto a otra pareja de concursantes. Ellos veían la vida pasar, sin hacer nada… Y es que hay etapas de la vida de una, en las que te sientes como un jugador del Un, dos, tres. La vida pasa por delante de ti, la gente juega, se arriesga y habla cara a cara con Mayra Gómez Kemp, mientras tú sigues aislado con tus auriculares de los años 80, observando todo tras un cristal. Esta decisión suele ir detrás de la famosa frase de los más conservadores: “virgencita, virgencita que me quede como estoy”. Qué miedo nos da movernos, avanzar, tomar decisiones, arriesgarnos, cambiar de rumbo, cambiar de ciudad, terminar relaciones de pareja, comenzar relaciones de pareja, conocer gente nueva, ¡qué miedo nos da el paso del tiempo! ¡Qué miedo nos da vivir! Ya sabemos que aún quedan vicios por perfeccionar, sobre todo en los días raros, pero...
Deberíamos de lanzarnos a la piscina, sabiendo que no hay agua y a veces ni siquiera piscina… pero normalmente todo ocurre por un motivo… y hoy os invito a que ¡¡arriesguéis!! Y luchéis por lo que queráis! Sin miedo a nada… y a nadie ;)

Es curioso cómo uno está convencido de que se explica pero resulta que nadie le entiende. ¿Por qué todo se malinterpreta?
Somos millones de seres humanos, cada uno con sus cosas, creyendo compartir un “idioma”. Pero no. Cada ser humano tiene un idioma diferente. Y las palabras a menudo ensucian la comunicación, a pesar de que ya se sabe que una mirada vale más que mil palabras…
Palabras ¿cuántas pronunciamos al día?
¿Cuántas cosas decimos en el peor momento? ¿Y cuántas de ellas a la persona menos adecuada? ¿Cuántas palabras quedan omitidas cuando son necesarias pronunciarlas? ¿Cuántas veces sale nuestra voz con honestidad? O ¿Cuántos “te quiero” hemos oído que no sonaban a nada? ¿Cuántos “te odio” llegan como un “te quiero”? ¿Cuántos “te conozco bien” hemos escuchado del que vemos como a un desconocido? ¿Cuántas crisis hemos provocado con apenas dos frases? Hablas con cariño y la otra persona lo percibe con desprecio; hablas con desprecio y la otra persona no se da por aludida (y mira que lo has intentado…). ¿Por qué todo se malinterpreta? ¿Y qué hay de los sms? Te llega un sms y piensas: qué ridículo! Y a lo mejor, la persona que lo mandaba lo escribía de cachondeo tratando de sacar una sonrisa al otro, pero no, el receptor lo interpreta como lo más ridículo que ha recibido en todo el día y ahí es donde se crea el conflicto. ¿Por qué seguimos malinterpretando todo?
No hablas y la otra persona descifra tú silencio de forma errónea sin tener en cuenta que es el sonido más profundo. Hablas y para los demás es como si no dijeras nada. Callas cuando lo crees correcto y resulta que tenías que haber dicho eso que no sabes que tenías que decir. Hablas pero, claramente, lo más inteligente sería haberte callado. Pronuncias un “te quiero” cuando el otro necesita aire fresco y espacio, un “mejor lo dejamos” cuando reclaman tu apoyo más que nunca. Un “ya te llamo yo” como un “no me llames tú”. Un “qué piensas de esto” cuando la otra persona había conseguido dejar de pensar. No preguntas por no sacar ese tema tan “delicado” y no es que sea un tabú para ti, sino simplemente es “delicado” y a lo mejor la otra persona está deseando que lo saques a la palestra. Un “estoy reunida, ahora no puedo hablar” cuando el otro está a punto de arrojarse por el balcón. Un “no te preocupes por nada” cuando el otro no estaba hasta el momento preocupado. Un “estoy aquí para lo que necesites” cuando el otro lo que necesita es que no estés ahí. No llamas por respeto y se recibe como indiferencia. Un “tengamos un hijo” cuando la otra persona se dispone a dejarte. Un “te necesito” al inmaduro. Un “esto sabe raro” al hipocondríaco. Un “quiero estar solo” al inseguro. Un “te invito a una caña” que suena a un “cásate conmigo”. Un “nada puede ir peor” cuando a tus espaldas se está desatando un tsunami. Un “déjame en paz” cuando lo correcto hubiera sido “dame un abrazo”.
Palabras, palabras fuera de lugar, palabras lanzadas con cerbatana, palabras que lo cambian todo o que no cambian nada, palabras disfrazadas de otras palabras. Vamos a tener que afinar nuestra intuición y entonar nuestros silencios… vamos a tener que ser un poco más listos para poder sobrevivir en esta Torre de Babel formada por palabras… vamos a tener que mirar siempre el vaso medio lleno porque no siempre acertamos y normalmente malinterpretamos al otro… pero, nadie es perfecto!
Esto es todo lo que tenía que decir… ahora a saber lo que habéis entendido, que tengáis buen día : ) : )

No me gustan las mudanzas pero ¿a quién sí? He de confesaros que odio el hecho de hacer cajas, cargar con libros, ropa y demás elementos que una persona normal y corriente puede llevar a su casa como la termomix, la olla express, (no, creo que esto último no…); el caso, es que me estoy poco a poco asentando en un sitio nuevo, con gente anónima, cada uno con su vida y sus historias varias! Ya sabéis que los aires nuevos nunca vienen mal!!! Y esto es lo que más me gusta de las mudanzas: los cambios! Y los desconocidos que con el paso del tiempo se convertirán en auténticos conocidos!!!
Prometo ponerme al día con todas vuestras vivencias en cuanto me pongan internet en casa… Un besazo!

¿Cuántas cosas dejamos de hacer por miedo? Miedo a los demás, a los desconocidos. Pero todos somos desconocidos para alguien, incluso para nosotros mismos. En un desconocido puede hallarse el germen de tú amigo del alma o del amor de tu vida (¡quién sabe!). Los desconocidos llegan a veces para mostrarte lo que desconoces de ti, para enfrentarte a un espejo en el que nunca te habías reflejado.
La existencia está repleta de nucas desconocidas con las que viajamos en el metro, de manos desconocidas que te rozan sin querer en el autobús, de ojos desconocidos que te miran y clavan su mirada en la tuya por la calle, de voces, risas, lágrimas de desconocidos, de pensamientos y rumbos desconocidos en permanente contacto con nosotros. Cada uno con su historia, con sus miedos, sus amores, rupturas, superaciones, riesgos, adversidades, preguntas, inquietudes, impulsos, esencias...
Desconocidos que te miran como si te reconocieran, desconocidos que te miran pero no te ven, desconocidos que aparecen en tu vida cuando más los necesitas, que se cuelan en tus sueños, que llegan y se van o que se quedan para siempre, que están sin estar. Somos muchos los desconocidos que estamos deseando dejar de serlo. Al menos un instante. Al menos para alguien. Para ese alguien que te mira todos los días desde el otro lado del vagón del metro, que te susurra “lo siento” cuando te pisa o que sin embargo no dice nada porque una mirada vale más que mil palabras.
Por los desconocidos que están por llegar, por los que nos desconocen y llegarán a conocernos.


Las madres cocinan bien. Si no sientes celos, no estás enamorado. La gente con mala leche es la que tiene personalidad. Mañana estaré viva. Los niños nunca mienten. El pelo crece más fuerte cuanto más lo cortas. Somos libres, la ley lo dice así, así que así será. Los precios suben. En verano tiene que hacer calor. Un clavo saca a otro clavo. En las reclamaciones telefónicas tienes que comunicarte con un contestador. Los precios suben. La vitaminas del zumo se van enseguida (nadie sabe adónde). Los perros son fieles. Los gatos ariscos. Los alimentos de color verde son sanos. Los guapos son chulos y los feos listos. Los borrachos dicen las verdades. Para ser feliz hay que empezar a pensar en uno mismo. Los gordos son simpáticos y los feos listos. Beber mucho agua es sanísimo. Si no lo has visto, no ha pasado. Soy inteligente porque leo mogollón. Soy interesante porque suelo estar callado. Si no lo has probado no puedes opinar. El rímel alarga las pestañas. Más vale pájaro en mano. Cada cigarrillo resta 10 minutos de vida (madre mía, qué precisión!). Las personas que usan sombreros son bohemias. Soy de "unos" o soy de "otros". Los pantalones pitillo siempre sientan bien. Las relaciones tormentosas son muy pasionales. Salir de copas es divertido. Cuanto más grande sea tú nariz, más personalidad tienes. Los amantes de los animales son buenas personas. Los malos son los demás. Tener coche te da libertad (sobre todo en los atascos). Si no reciclas eres un incívico. En la terraza del centro, te cuesta tres veces más la cerveza que dentro del local. Las obras mejoran siempre las ciudades. Se puede publicar fotos de los muertos porque están muertos. Abrir los alimentos envasados al vacío con sólo tirar de la pestaña está al alcance de todos. De los palos se aprende. Juana estaba "loca" y de ahí su apodo.



Cada fracaso deberás tomarlo como el principio de un triunfo, siempre que de él extraigas el elemento que te faltó para vencer.
http://www.youtube.com/watch?v=oKOtzIo-uYw&ob=av2n

No sé porque siempre posponemos todo pero si tuviera que adivinarlo diría que tiene mucho que ver con el miedo, el miedo al fracaso, el miedo al dolor, el miedo al rechazo. A veces es miedo a tomar una decisión porque ¿si te equivocas y cometes un error sin solución? entonces, ¿qué pasa? Pues, realmente no pasa absolutamente nada, aunque en la mayoría de los casos hagamos un mundo de ello. Simplemente se sigue para adelante y se asumen consecuencias, porque… nadie es perfecto y la vida está para poder equivocarse, poder acertar y poder vivirla.

A veces la vida te da la oportunidad de volar… y uno a veces se boicotea a sí mismo… todos nos encontramos con la posibilidad de experimentar algo que se le llama “amor”, pero no todos estamos a la altura para que permanezca, ya sea en forma de relación o en forma de impulso… Soñamos con experimentar esta sensación una y otra vez, de adentrarnos en ella y vivirla al máximo, incluso cuando no la tenemos anhelamos este tipo de situación; hasta que un día, sin saber cómo, a esta situación de cariño, de amistad, de ternura la empezamos a llamar amor… y es ahí cuando vives en una completa "nube"… pero recordad: nadie es perfecto.
http://www.youtube.com/watch?v=gWvurnpKjE4